jueves, 4 de junio de 2015

Javier Rulo en los disturbios de Clickópolis

Clickópolis está en campaña electoral. Juan Tisistema, líder del C3 (Comité de Clicks Currantes) ha reunido a sus hombres para alentarlos a la desobediencia; de esta forma quiere promover nuevos planes para vencer en las urnas.

Junto a la obra están los alborotadores gritando consignas contra la opresión capitalista, cuando aparecen Phillip y Morris —dos agentes de la patrulla rural— decididos a arrestarlos por desorden público. Pero la masa, demasiado enfervorecida, carga contra ellos. Al poco rato llegan los antidisturbios y da comienzo una batalla campal en la que, ni por un instante, los agentes del orden tienen la sartén por el mango.

Para colmo, otro conocido de la ciudad acaba de llegar. Se trata de Duncan, el tabernero, que además es el cabecilla de la Patrulla Urbana del barrio. Javier Rulo se encuentra en ese momento entre el grupo de hombres que acompañan a Duncan.


—Rulo, no nos falles esta vez. Voy a buscar al causante de la movida —le dice Duncan a Javier, que en otras peleas había optado por marcharse temeroso de que Obdulia se llegara a enterar de sus andanzas.

Javier sigue a Duncan con mucho respeto y admiración, pero en realidad ya no está tan a gusto en ese mundo de alcohol y peleas. "La última bronca y lo dejo" se dice siempre a sí mismo. Pero vuelve.


Duncan investiga un poco y descubre que la revuelta es parte de la campaña electoral del C3, grupo con el que simpatiza. Saluda a Juan Tisistema y éste le promete que si le ayuda a librarse de la policía, no volverá a haber peleas en su zona... a lo que Duncan responde que mejor no prometa eso o no le votará. Le dice, además, que está encantado de repartir una tortas por el futuro del barrio.

Mientras tanto, Javier ha derribado a un agente y le está propinando serios golpes con una barra. El hombre de la ley suplica clemencia. Sin embargo, el motero no puede parar, siente que si lo hace defraudará a Duncan y a la patrulla, y podrían expulsarlo... o peor aún... vetarle la entrada en la taberna.

Justo cuando va a asestarle un barrazo en plena frente, una voz que conoce muy bien lo saca del trance violento.
—¡Francisco Javier Rulo García!


—¿Obdulia? Pero... ¿qué haces tú aquí? ¿Estás loca?
—¡Pero tendrás cara! Encima me lo preguntas... ¿tú a mi?... ¿Es que no piensas en tus hijos? ¿Quieres que vean cómo te detienen... o algo peor? ¿No piensas en mis padres, en lo que pensarán si se enteran?
—Cariño... pero... verás...
—¿Es que no piensas... en mí?

Esa última pregunta, acompañada de una mirada de verdadero amor y preocupación es suficiente para convencer a Rulo. Fin de la pelea.

El antidisturbios suspira... ¡bendita Obdulia!


Nadie se da cuenta de que la pareja se escapa corriendo, cogidos de la mano, huyendo del tumulto y del peligro, antes de que las cosas se pongan aún más feas.


(El C3, Juan Tisistema y Duncan el Tabernero son creaciones de BadLuck, así como los diálogos y fotografías de estos hechos.)

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